Los dirigentes del fútbol mexicano anunciaron el lunes que exigirán más seguridad al gobierno para evitar hechos violentos en los estadios, luego que un tiroteo obligó a interrumpir un partido el fin de semana.
El sábado, el partido de primera división entre el local Santos y Morelia se suspendió a los 40 minutos cuando una balacera se desató afuera del estadio TSM en la norteña Torreón. Los ocupantes de tres camionetas se enfrentaron con elementos de las fuerzas armadas, según la policía municipal.
Los jugadores salieron corriendo a buscar refugio en los vestuarios y cientos de espectadores invadieron la cancha tratando de alejarse del peligro. Algunas de las balas impactaron en el estadio sin causar víctimas.
Las imágenes televisivas mostraron a hombres y mujeres con niños en brazos que huían por el césped en busca de refugio. Otros simpatizantes se resguardaban entre las butacas de las tribunas.
Algunos jugadores, como el argentino Emanuel Ludueña, subieron a la tribuna para llevar a sus familiares a los vestuarios.
“Quedó establecido que lo que sucede afuera del perímetro de un estadio no puede ser responsabilidad de quienes organizan un espectáculo”, agregó. “Lo del sábado no es responsabilidad del fútbol, ni del club Santos”.
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